Juan 10,11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús:
Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da
la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las
ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace
estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las
ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me
conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi
vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este
redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá
un solo rebaño, un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo
entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo
la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para
recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.
Homilía de San Agustín: Derramaron su sangre por las ovejas
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Vivencias Pascuales - P. Ismael Ojeda
29 de abril de 2012
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