24 de abril: Conversión de San Agustín


«Tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé» (Conf. 10, 27, 38). Con este grito de su corazón expresa san Agustín su pesar por haber malgastado en cosas baldías tantos años de su vida. La conversión fue para él el arribo al puerto tras un laborioso y largo navegar por el océano de la duda, de la incertidumbre y de la incoherencia. Con la conversión se encuentra a sí mismo y a la vez encuentra la alegría de vivir, experimenta el amor en el abrazo misericordioso del Padre y comienza a ver a la Iglesia como madre de salvación y modelo de vida.

Durante la vigilia pascual del año 387, en la noche del 24 al 25 de abril, Agustín y sus amigos fueron bautizados en Milán por san Ambrosio, obispo de la ciudad: «fuimos bautizados y se desvaneció de nosotros toda inquietud por la vida pasada» (Conf. 9, 6, 14).

La fiesta de la Conversión de san Agustín se celebra en la Orden agustiniana prácticamente desde el año 1341, en la fecha del 5 de mayo, que decidió que más tarde se eligiera la del día anterior para celebrar la fiesta de santa Mónica. Desde el 14 de junio de 1928, se celebra la Conversión el día 24 de abril.
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Lecturas de la misa

Rm 13, 10–14, 1: Revestíos del Señor Jesucristo.
Sal 50: ¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro.
Lc 15, 11-32: Este hijo mío estaba muerto y ha revivido.
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Oración a San Agustín

Bienaventurado padre san Agustín, tú llegaste a la fe por la oración de tu bendita madre santa Mónica. Tú creías, y así lo enseñabas, que una madre cristiana sólo culmina su misión cuando logra poner a sus hijos en las manos de Dios y en el seno de la Iglesia católica. Te pedimos atiendas nuestras súplicas por nuestros hijos y nietos, para que les ayudemos a vivir en la verdad. Y, si llegan a desviarse de nuestra fe, los hagamos volver al buen camino.

Glorioso san Agustín, que una vez convertido te consagraste al servicio divino como religioso, y al servicio de la Iglesia como sacerdote y obispo; alcánzanos de nuestro Padre Dios que, si alguno de nuestros hijos o hijas siente la vocación sacerdotal o religiosa, nosotros le ayudemos en su decisión y en su fidelidad a la llamada. Por Jesucristo Nuestro Señor.


24 de abril de 2012

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