Abrazo en familia 2010: La importancia del diálogo en la vida familiar

El diálogo es la forma de expresión y desarrollo de la convivencia familiar

Por medio del diálogo se intercambian pensamientos, lo que supone escuchar al otro, estar atento a lo que dice, sin estar pensando en lo que se va a contestar, ni quedarse anclado en lo que nos interesa. El diálogo debe ser claro, lo que implica una gran sinceridad entre las personas, con una valoración justa, libre de prejuicios previos y con gran dosis de comprensión y respeto hacia el otro. Debe ser pacífico y desarrollarse en un ambiente de confianza que facilite la espontaneidad y la expansión, que será el modo de evidencia el deseo de ayuda y no el intento de moldear o controlar a la persona. Debe ser paciente, a la espera de que se produzca en el momento adecuado, lo que supone una actitud personal de atención y entrega de tiempo, intensa y eficaz, y constante para saber esperar los resultados, que pueden no ser inmediatos y producirse a lo largo del tiempo.

Cómo dialogar con los hijos:
  • Pensar unos minutos antes de reunirse con su hijo sobre lo que tiene que dialogar.
  • Sentarse con su hijo en una atmósfera tranquila y relajada, liberados los dos de la presión del tiempo.
  • Descubrir el problema de una manera concreta, precisa y neutral.
  • Dar al hijo la oportunidad de contar su propia versión de los hechos.
  • Reconocer y aceptar los sentimientos de su hijo ante el problema.
  • Expresar sus propios sentimientos.
  • Hacer juntos una lluvia de ideas sobre las soluciones posibles.
  • Seleccionar juntos una o dos ideas para solucionar el problema.
  • Poner en marcha la idea seleccionada.
  • Evitar las confrontaciones sobre las reglas; una vez consensuadas, deben respetarse.
  • Pensar en compromisos aceptables. El rigorismo inicial exagerado está condenado al fracaso.
  • Apelar a la reflexión más que al reproche o castigo en caso de infracción.


Frutos que origina el diálogo en la vida familiar:
  • Conocimiento de la otra persona y por tanto más amor.
  • Aumento de la confianza.
  • Felicidad y paz al comprender y saberse comprendido.
  • Crecimiento, equilibrio y madurez como persona y miembro de la familia.
  • Acostumbrarse a no no tomar decisiones ligeras y a solas.
  • Aprender a comunicar sentimientos y emociones.
  • Aprender a oir defectos propios con serenidad.
  • Saber decir al otro sus efectos con delicadeza.
  • Más facilidad para el diálogo matrimonial y familiar.
  • Ejemplo y testimonio de vida.


Algunas causas que dificultan el diálogo:
  • Orgullo: creerse superior al otro.
  • Individualismo: tendencia a prescindir del otro.
  • Amor propio: miedo de que el otro no sepa interpretar y comprender.
  • Falta de humildad: no admitir las propias equivocaciones.
  • Egoísmo: tendencia de buscar cada uno su propio bien y felicidad.
  • Falta de confianza: a causa de una educación excesivamente severa, insinceridad o timidez.
  • Cobardía: miedo de dejar al descubierto lo que nos obligaría a un cambio personal.
  • Mal genio, brusquedad, nervios, malhumor, pesimismo.
  • No saber disculparse.


Tomado de la Guía del Facilitador para la Semana del Abrazo en Familia 2010.

1 de noviembre de 2010

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