Henos aquí en tu presencia para contemplarte, admirarte y manifestarte nuestro amor y nuestro propósito de ser discípulos aprovechados tuyos en el seguimiento de Cristo.
Tú, que soportaste en pie, sin desmayarte, la muerte de Jesús, y que en los primeros días de la Iglesia eras apoyo y consuelo de los cristianos; tú, que fuiste para santa Mónica el paño de lágrimas en sus preocupaciones por su hijo Agustín, permanece siempre junto a nosotros como una madre que alegra y consuela con su sola presencia. Danos la fidelidad y la perseverancia en nuestro camino hacia la Patria y el saber ser testimonios conscientes de Cristo en el mundo. Amén.
Ver también:
- Nuestra Señora Madre de la Consolación
- Nuestra Señora de la Consolación, Madre de la Recolección Agustiniana
04 de septiembre de 2010
- Nuestra Señora Madre de la Consolación
- Nuestra Señora de la Consolación, Madre de la Recolección Agustiniana
04 de septiembre de 2010
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