Domingo de Resurrección

P. José Antonio Ciordia, OAR

Hundió en la noche rusiente espada
el Soplo vivo de la Mañana.
La Muerte, fiera, descoyuntada,
en propia carne clavó sus garras.
Y en los Infiernos rindió sus armas,
al que triunfante - fulgor y llamas -
de entre sus sombras se levantaba:
¡Jesús, el Cristo, RESUCITABA!


La luz divina de su mirada
fundió las piedras en cera blanda,
la tumba fría ardió en su entraña
y, balbuciente, quebró sus jambas.
La tierra toda sintió la vida
que despertaba.


- Las sombras, negras, se hicieron blancas,
y los desiertos jardín de palmas,
y la condena, favor y gracia,
al Sol luciente de la alborada.


Oh qué ventura oír la Nueva:
“Jesús, el Cristo,
después de muerto,
RESUCITADO,
viene al encuentro
de los hermanos”.


Oh Señor nuestro, Dios en persona,
tu sepultura se queda sola,
y en haz de luces, allá en la cumbre,
sobre las lomas
mueve la historia la cruz gloriosa
de tu victoria.


Vibren las torres lengua de plata,
lluevan sus voces por las montañas,
y en ecos largos vistan los campos
sonrisa blanca.
Vuelen las aves, de trino en trino,
por las esferas de lo infinito,
la Buena Nueva:
“Jesús, el Cristo,
en propio cuerpo RESUCITADO,
viene al encuentro de los HERMANOS”.


Homilía de San Agustín
Reflexiones sobre Juan 20, 1-9 

¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!

24 de abril de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tu comentario o solicitud de oración.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
ip-location