Y comenzó a decirles: –Hoy se ha cumplido el pasaje de la Escritura que acabáis de escuchar. Todos asentían y se admiraban de las palabras que acababa de pronunciar. Comentaban: –¿No es éste el hijo de José? Él les dijo: –Seguramente me recordaréis el proverbio: «Médico, cúrate a ti mismo. Lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí, en tu pueblo». La verdad es que ningún profeta es bien acogido en su tierra...
La fe es para el alma
como para el buen árbol la raíz:
absorbe la humedad de la tierra
y da vida a los frutos
hasta llevarlos a sazón.
La infidelidad, en cambio,
es como la raíz de la zarza:
presta su jugo vital a las ramas,
pero sólo para producir espinas.
San Agustín
Descargar powerpoint (Autora: M. Asun Gutiérrez).
31 de enero de 2010
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